Es el terror de toda pareja casada o comprometida. Pensar que nuestra alma gemela sea capaz de traicionarnos nos pone los vellos de punta. La conseja popular dice que mientras no nos enteremos se puede pasar, pero no es tan fácil de asumir, así que preferimos convencernos de que nunca, NUNCA, sucederá.
El concepto de Fidelidad proviene de la palabra FE y está definida como el sentimiento que nos lleva a creer en el otro porque así lo decidimos y lo queremos. Es la constancia en los afectos que no defrauda la confianza depositada en él o ella. La Fidelidad tiene que ver con la persona, con el corazón, con las promesas, con el amor, y - aunque no me guste asumirlo - con el sometimiento.
Por otra parte, Lealtad proviene de la palabra LEY, y es entendida como la obediencia a aquello que escogemos y decidimos e implica mantener una actitud confiable y positiva hacia el otro y la espera de la misma del otro hacia nosotros en reciprocidad. Es una fibra que mantiene unidos los fragmentos de la conducta relacional. Supone el compromiso con una serie de expectativas acerca de la conducta de las personas involucradas, que pueden ser o no explicativas, y adquieren el valor de obligaciones reciprocas basadas en el interés de mantener la relación. La Lealtad tiene que ver con la razón. La Lealtad tiene que ver con una causa, con la razón, con lo legal, con los acuerdos, con el asentimiento.
El sexólogo, psiquiatra y psicólogo venezolano Fernando Bianco explica que la diferencia entre Lealtad
y Fidelidad es la capacidad de cuestionar. La persona leal no te
traicionará, podrás contar con ella en momentos de necesidad, pero te dirá su
opinión cuando no esté de acuerdo, conserva la capacidad de crítica. La persona
fiel no cuestiona, no critica, no opina, milita y te acompaña. Mientras que la situación ideal es ser Fiel y Leal, la situación más frecuente es ser Infiel y Leal, donde hay protección, estabilidad y un afecto flexible y tolerante. La combinaciones patológicas son Desleal y Fiel, relación destructiva e inestable donde se destruye la autoestima de la persona afectada; y Desleal e Infiel, relación desconcertante, sin afecto, con un marcado desapego, donde hay una obligación a la convivencia pero paradójicamente sin compromisos explícitos.
La sexóloga y psicoterapeuta norteamericana Esther Perel afirma que el bien más preciado del matrimonio en la actualidad - cuando el sexo y la reproducción se pueden conseguir sin el privilegio de este tipo de vínculo - es la exclusividad. El compromiso monógamo que se establece por amor, pero amor y deseo no es lo mismo, y la infidelidad es ese fantasma omnipresente en quienes anhelan sentirse deseados. Perel dice que las parejas modernas deben aspirar a la monogamia flexible sin hacer de los deslices sexuales un drama, lo cual coincide con la combinación Infiel y Leal de Bianco.
A diferencia de lo que creemos, la infidelidad no se trata tanto de el otro en juego como de probarnos a nosotros mismos que somos aún atractivos, de obtener ese refuerzo positivo al ego tan necesario para alimentar una sana autoestima, y que dentro de la pareja comprometida se va eludiendo, dejando de lado por las tareas imperativas de los roles que nos agotan a diario. La lección: si bien halagar y elogiar a tu pareja no garantiza que no vaya a existir un affair en algún momento, reduce la posibilidad de que busque aceptación, cariño y deseo en otros brazos.
Por otra parte, los límites de la Fidelidad deben ser establecidos por la propia pareja. Para algunas excluirán el contacto sexual, para otras excluirán todo contacto social - incluyendo el mediado por la tecnología - con personas que pueden ser tentadoras, los acuerdos deben ser propios de cada relación para evitar malos entendidos generados de suposiciones basadas en lo que la cultura nos dice que es tolerable o permitido. Se trata de que cada pareja encuentre una zona cómoda para expresar su amor y su deseo.
Ahora que sabes en qué se diferencian ¿Qué es peor? ¿Ser Infiel o ser Desleal? Definitivamente ser Desleal. Los seres humanos somos débiles e imperfectos, queremos aspirar a una perfección en términos de blanco y negro siendo inflexibles, cuando asumir nuestro carácter falible nos hará estar más cerca del ideal. No se trata de promover una conducta infiel, sino de aceptar que hay vínculos que vale la pena defender más allá de un desliz pasional, pero para ello se necesita madurez y orientación sexológica oportuna, que te permita reconectarte en Sexo y Alma con tu amado o amada.
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